Hace algunos años, a través de una compañera de trabajo, descubrí un café venezolano maravilloso. Era importado desde Venezuela hasta Asturias vía marítima, y trasladado hasta Grandas de Salime, en la montaña de la zona oriental, donde era tostado en unas estupendas instalaciones, montadas a tal efecto, donde trabajaban varias personas en las tareas de tueste, embasado y distribución a toda la Comunidad. No era fácil encontrarlo. En Oviedo únicamente un establecimiento lo comercializaba.
Hoy me he puesto en contacto con mi proveedor que me informa de que ya no dispone del producto, porque el Presidente venezolano ha prohibido su comercialización en España y se han acabado las reservas disponibles.
Al margen de quedarme sin mi café favorito, pienso varias cosas:
El personal empleado en "El Chícaro", Grandas de Salime, se ha quedado sin empleo.
El personalismo brutal de un gobernante impide el libre comercio, en este caso, de café, pero ¿impide el comercio de otros productos?
¿Hasta dónde puede llegar su megalomanía?
¡No es más que café, pero es mucho más que café¡
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